Hoy me encontré con una conexión inesperada entre mi pasado y el presente. Hace años, mi exesposa inició un fanzine dedicado a visibilizar a mujeres históricas y sus luchas en distintos momentos de la historia. En ese entonces, era un espacio independiente, artesanal y lleno de pasión, donde la creatividad se unía con el compromiso social. El fanzine, aunque modesto, plantaba una semilla de reflexión sobre el papel de las mujeres en la historia y cómo muchas veces habían quedado relegadas al olvido.

Esta mañana, mientras escuchaba la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, me topé con la sección #MujeresEnLaHistoria. Con una narrativa precisa y emotiva, se recordó a Dolores Jiménez y Muro, una mujer revolucionaria que jugó un papel crucial en el zapatismo y en la redacción de proyectos políticos transformadores. Esta conexión me transportó inmediatamente al espíritu del fanzine de mi exesposa: un esfuerzo por reconocer lo que el tiempo y los prejuicios han intentado borrar.

Extraido de la mañanera, el relato de Dolores cobra vida:

“Dolores Jiménez y Muro fue una escritora, periodista e ideóloga. Autora de proyectos políticos revolucionarios que fueron más allá de la lucha antirreeleccionista e incluyeron propuestas económicas y sociales para transformar las condiciones de vida del pueblo mexicano… Esta mujer, conocida por sus compañeras como la antorcha de la Revolución, participó activamente en el zapatismo, organizando núcleos maderistas y redactando documentos fundamentales como el proemio del Plan de Ayala.”

Lo más fascinante de la sección fue el análisis de una fotografía tomada en diciembre de 1914 en el Palacio Nacional, donde aparecen revolucionarios como Emiliano Zapata y Francisco Villa. Al observarla, nuestra mirada tiende a enfocarse en los caudillos del centro, ignorando a una mujer en primera fila: Dolores Jiménez y Muro. Una presencia poderosa que desafía las narrativas centradas únicamente en figuras masculinas.

El fanzine de aquellos días compartía esa misma esencia: cuestionar la invisibilidad histórica de las mujeres y traerlas al presente con una fuerza renovadora. Me resulta inspirador cómo, desde los márgenes de la autogestión, mi exesposa abordaba los mismos temas que hoy una sección oficial rescata en voz de la presidenta.

Este ejercicio de memoria histórica es vital, no solo para reivindicar a mujeres como Dolores, sino también para replantearnos nuestro presente. Cada esfuerzo, desde el fanzine más pequeño hasta los espacios más institucionales, contribuye a un mosaico de justicia histórica.

Cierro esta entrada con una reflexión: ¿qué otras mujeres revolucionarias, creadoras y luchadoras permanecen aún en el anonimato? Tal vez sea momento de seguir desempolvando historias, ya sea en un fanzine, un blog o en la voz de líderes actuales.

¿Conocías a Dolores Jiménez y Muro? ¿Qué opinas de la idea de conectar nuestras luchas del pasado con las narrativas del presente? ¡Déjame tus comentarios!